“ARGENTINA 1985” EL PAIS QUE DEJO DE SER

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I. Abrumadora cantidad de público ha llenado salas de distintas ciudades para ver la película de Santiago Mitre “Argentina, 1985”. El notable éxito de la misma, basada sobre el más extraordinario hecho institucional que recuerda el país en el S XX, valió fuera seleccionada como película extranjera para competir por el máximo galardón que la cinematografía otorga.

Ese juicio permitió al país que salía de una letanía de muerte y tristeza se posicionara como uno de aquellos de mayor fortaleza institucional. Un tribunal civil, competente juzgaba por crímenes de lesa humanidad a la cúpula de una dictadura militar y condenaba a distintas penas a sus integrantes y colaboradores. Nuremberg había sido superado por la decisión del gobierno que encabezaba el Dr. Raúl Alfonsín. El país se embanderaba y subía al podio en la defensa de los Derechos Humanos, nueva instancia que comenzaba a insertarse como fundamental para la relación entre los pueblos y tiempos que se avecinaban pensando en la simultaneidad de la glasnot y perestroika que se venía desarrollando en lo que fue la URSS.

No han pasado tantos años de ese hecho histórico que el peronismo no se animó a compartir. Por el contrario. Se negó a integrar la CONADEP. Se negó a acompañar con su voto positivo la derogación de la ley de autoamnistía dictada por los propios militares. Mezcló su ideología fascista con espurios intereses subalternos que nunca debieran olvidarse por la sociedad argentina.

I. Argentina, abanderada de los Derechos Humanos, encontró en el gobierno kirchnerista, que había compartido palco con militares golpistas y enriquecidos con la legislación dictada por aquellos, a un corrupto grupo de dirigentes que vislumbraron el rédito que podían obtener con la apropiación de los derechos humanos. Inescrupulosos gobernantes pretendieron adueñarse de la historia y los derechos humanos pasaron a ser prenda de negociaciones bastardas en el orden internacional. Nos han sumido y sumado a lo ridículo, a lo absurdo, al hacernos bajar de aquel podio de respeto internacional al tortuoso camino de las incoherencias que nos llevan a abstenernos, cuando no votar en contra, resoluciones de organismos internacionales que involucran a países que violan sistemáticamente los DD HH como Cuba, Nicaragua o Venezuela en América hispana o China e Irán en el orden internacional.

II. Pero lo que nos distingue es la serie de mentiras o incoherencias que dice el Presidente en un sentido y después haciendo lo contrario en esta materia donde no caben situaciones dicotómicas o de tibieza. Se está con señalar a países que violan los DD HH o participar vergonzosamente de aquellos que se abstienen o niegan que haya comisión de delitos de lesa humanidad que los involucran.

Dice Alberto Fernández a estudiantes de secundaria: “Está película (Argentina 1985) es una clase de educación democrática porque creo que ustedes han visto un momento de la historia argentina. La Argentina es reconocida en el mundo, es el único país que ha juzgado a los genocidas respetando las leyes que existían sin sacarlos de sus jueces naturales y dándole todos los derechos de defensa y todas garantías del debido proceso. En el mundo nos reconocen por eso. Desde está sentencia en adelante la Argentina tiene una historia en materia de Derechos Humanos que pocos países del mundo tienen”.

III. No obstante, en un giro de la posición en las Naciones Unidas que venía teniendo, y en la que avalaba las investigaciones sobre las violaciones a los derechos humanos en Venezuela, el Gobierno se abstuvo el viernes 7 de octubre de apoyar la renovación del mandato por dos años más de una misión del organismo que investiga los crímenes de lesa humanidad cometidos por los jerarcas del chavismo.

Argentina había sido paradójicamente promotor del establecimiento de una misión que investigue los crímenes del chavismo, durante la gestión anterior.                                Pero este Gobierno también se abstiene de condenar al chavismo en la OEA –en la Asamblea General en Lima- y en octubre, albergará la cumbre de cancilleres de la CELAC, con los ministros de Venezuela, Cuba y Nicaragua.

“Argentina ha decidido abstenerse en la presente resolución por entender que el diagnóstico realizado por la Misión (Fact Finding Mission), no responde a un trabajo producto de investigación en el terreno y en diálogo directo con todos los actores gubernamentales y no gubernamentales involucrados”, no obstante el trabajo de la misión tiene rigurosidad científica, porque realizó entrevistas en persona con víctimas en la frontera, así como entrevistas con sistemas de comunicación cifrados.

Hace solo dos semanas esta Misión presentó en Ginebra su más reciente informe, que concluyó que en Venezuela se instaló una “maquinaria de represión” orquestada y encabezada por el propio Nicolás Maduro, que ha cometido crímenes de lesa humanidad con el objetivo de acabar con la oposición y perpetuarse en el poder.

El informe también identificó los patrones de torturas aplicados en centros oficiales de detención y casas clandestinas en Caracas, entre ellas golpes con bates y objetos punzantes, descargas eléctricas en partes sensibles del cuerpo, asfixia con sustancias tóxicas y agua, cortes y mutilaciones, crucifixiones, violación con objetos, desnudez forzada y amenazas con animales vivos como perros, entre otras.

 

IV.Es una falta a la bandera de los derechos humanos que este país ha levantado desde la vuelta a la democracia poner al gobierno argentino de rodillas ante una dictadura tan cruel. Este gobierno no representa los valores del pueblo argentino que entendió que aquella proclama del Nunca Más debía trascender las fronteras, porque una dictadura es una afrenta a todo ser libre, y el deber es enfrentarla, nunca apoyarla.